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ISSN 1989-4163

NUMERO 40 - FEBRERO 2013

El Frágil Espejo del Lenguaje

Ángela Mallén

Lo que más me importa en este mundo es el proceso de la creación. ¿Qué clase de misterio es ese que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella; morir de hambre, de frío o de lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar y que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?” (Gabriel García Márquez)

La literatura no necesita servir para nada, sin embargo sirve -como todo acto- para algo. La causa tiene su efecto y la acción, su consecuencia; incluso el vuelo de una mariposa en el frágil espejo del lenguaje. Siempre que no identifiquemos el verbo “servir” con servidumbre ni con utilidad determinista, escribir “sirve” para cuestiones que no deberían ser negociables ni utilitaristas. Sus efectos son evidentes.

La literatura sirve para ejercer un derecho:
“Yo tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando el arcoiris”. (Vicente Huidobro).

...Para practicar la firmeza:
“La poesía es una forma de resistencia”. (Juan Gelman)

...Para fomentar la especulación y/o mover la realidad:
“(La poesía) sirve para reflexionar acerca de si las piedras hablan o si la luna es medicina para el mal de amores... Con la poesía podemos cambiar la tarde de lugar...” (Octavio Paz)

...Para desempeñar una función intransferible:
El trabajo de un poeta es nombrar lo innombrable, señalar fraudes, elegir un bando, iniciar discusiones, moldear el mundo y evitar que se vaya a dormir...” (Salman Rushdie)

...Para desencadenar la dialéctica:
Hay dos especies de poetas -decía Oscar Wilde-. Los primeros aportan las preguntas; los otros, las respuestas. Hay obras que esperan y que no son comprendidas durante mucho tiempo; traen respuestas a preguntas aún no formuladas”

...Para redefinir “barbarie”:
Theodor W. Adorno escribió: “después de Auschwitz, escribir un poema es un acto de barbarie”. Quince años más tarde, al leer la poesía de Celan, rectificó su sentencia y escribió queel sufrimiento perenne tiene tanto derecho a expresarse como el torturado tenía el derecho a gritar, y que por esa misma razón él se había equivocado.Los críticos literarios debieron admitir que dos de los mejores poetas alemanes contemporáneos, Paul Celan y Nelly Sachs, eran judíos alemanes.

...Para dejar un rastro de fuego:
Para nosotros es una suerte —explicaba Szondi una tarde de diciembre de 1967— que Celan haya escrito en alemán algunos de los poemas más hermosos de la mitad de este siglo. Esos textos no son sino una cicatriz que no se cierra: la cicatriz de nuestro tiempo. No niegan la dignidad del miedo, ni el consuelo de la confianza. Es la suya una poesía ardiente, brotada de la vida y el diálogo del hombre con el mundo. En sus poemas brillan los nombres de las cosas, aparecen diáfanas las plegarias y los colores cobran una existencia prodigiosa. Resucitan las víctimas, se afanan los sobrevivientes y dicen su misterio antiguas teogonías hebreas. Hay amapolas y memoria, urnas y arena, tallos y lámparas. Todo un universo hecho con las manos llenas de dolor y el alma interrogante. Celan es un poeta que ha dejado un rastro de fuego en la lengua alemana.”

La literatura sirve para añadir planetas, para que se abran ojos, para encender las flores, para prolongar un sueño, para rediseñar al héroe, para encontrar hermanos, para que las sirenas escuchen, para que las conciencias despierten, para que los niños se duerman...

Aunque sí es un misterio que escribir se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir de hambre, de frío o de lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar.

Ángela Mallén

 

 

 

 

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